Algo sagrado de lo nuestro se quedó en ese acurrucarme de cada noche en ese espacio que dejaste entre tu y yo.
Ni tu voz que ya no oigo, ni tu mirada que ya no tengo, ni mis brazos abandonados de tu ternura, han conseguido que te olvide.
A la sombra de esos mismos árboles que juntos nos vieron pasar ahora suavemente mecen sus ramas en despedida.
Sigues en mi silencio. no hay viento como navajas ni brisa humeda que turbe mis emociones, ni lágrima caída sin llegar al mar, ni seres de luz ausentes mientras te siga amando así.
Mansa le abraza la noche mimosas las estrellas, se arriman al borde de su cama, la luna le mira de reojo mientras sus sueños se apilan para colarse en su almohada entre esas blandas plumas.
En ese estado de ensueño más cerca del allá que del acá, deslizándose por una rendija de la ventana, su alma sale al espacio abriéndose paso entre los astros.
Se ufana de sus fantasías, mientras la noche poco a poco va evaporándose entre vahos invernales.
Se sienta en un montón de nubes y se pone a narrar sus sueños ella supone que es oída, – supone bien – el cielo escucha a los que están perdidos y le anima a seguir con su monólogo.
Finalmente, le vence el cansancio, se duerme entre algodones y se despierta en su cama con la cabeza hundida entre las blandas plumas de su almohada.
Mansa le abraza la noche mimosas las estrellas, se arriman al borde de su cama, la luna le mira de reojo mientras sus sueños se apilan para colarse en su almohada entre esas blandas plumas.
En ese estado de ensueño más cerca del allá que del acá, deslizándose por una rendija de la ventana, su alma sale al espacio abriéndose paso entre los astros.
Se ufana de sus fantasías, mientras la noche poco a poco va evaporándose entre vahos invernales.
Se sienta en un montón de nubes y se pone a narrar sus sueños ella supone que es oída, – supone bien – el cielo escucha a los que están perdidos y le anima a seguir con su monólogo.
Finalmente, le vence el cansancio, se duerme entre algodones y se despierta en su cama con la cabeza hundida entre las blandas plumas de su almohada.