Palabras

para recordar

Roxane Bravo Rivera

A | B | C | D | E | F | G | H | I | J | K | L | M | N | O | P | Q | R | S | T | U | V | W | X | Y | Z
Buscar

Solo para madres

Una sofocante tarde madrileña, fustigaba sin piedad con sus 40º a la sombra ese mes de julio, mientras mi cuerpo sin saber lo que le esperaba, se iba preparando para dar a luz.

Llega ese dolor, tantas veces visto en imágenes, anunciándose con leves punzadas que te alientan a creer que no será, después de todo, tan terrible como se cuenta.

Todas las que hemos sido madre sabemos que no hay dolor igual, ni semejante al que se sufre en el alumbramiento. Ni satisfacción y alegría comparables al momento de abrazar ese pequeño milagro de vida que somos capaces de concebir.

Tuve en todo momento la sensación de vivir la manifestación divina sobre mi frágil humanidad,  el supremo poder de la naturaleza ejercida en la hembra que se quiebra, que gime de dolor, desgarrándose la garganta para ahogar sus gritos. Como jabata aguantando el suplicio que parte en dos y martiriza las entrañas.

Sin embargo, todo pasa tan rápido, a pesar de que sean eternas las horas hasta tener a nuestro bebe en los brazos. Es entonces, que la más absoluta felicidad y plenitud nos embarga y borra para siempre de nuestra memoria, cada minuto de tormento para traer un hijo al mundo.

Recordé bien a mi madre decir en más de una ocasión, que apenas me tuvo en sus brazos, se olvidó de todo lo demás y solo quiso abrazarme y contemplarme. Con mi diminuta existencia, le bastaba.

Torsos heridos

De una mente inmersa en su ocaso
– pensamientos umbrosos –
herrumbrosos hilos tejían su mirada.

Llegado el otoño y su mezquina luz,
menguando las horas de sol,
por sembrados senderos de hojas muertas
resucitando duelos,
reviviendo añosos pesares
con su esquivo alumbrar.

Del verde herido de sus bosques
tras tantos impiadosos inviernos
claman sus agrietadas raíces,
suplicantes al paso indiferente de las nubes
piadosas lluvias caer.

Y ocurre el milagro,
nubes henchidas de su bendito caudal,
se abren paso entre otras que solo
descargan su prodigioso fluir
sobre aquellos sedientos más desventurados.

Resucitando sus retorcidos torsos,
leñosos centenarios martirizados
por el inclemente tórrido verano
a punto de expirar.

Vuestro momento ha llegado,
encapotado el cielo
promesas de lluvias trae.

Sugerencia de escritura del día
¿Cuál es tu forma favorita de hacer ejercicio físico?
Ver todas las respuestas

Poco a poco

Poco a poco se acerca
ese poco a poco a mi vida,
sutilmente desdibujado,
ya se vislumbra en la antesala.

A partir de aqui,
ya todo sabe a poco.
Más breves las sobremesas,
alargando los postres
hasta la eternidad.

!Qué paradojas de la vida!
cuánto más tiempo quisiéramos,
este mengua más y más.

Se hace tan lejano
el recuerdo de quiénes éramos,
de aquellos sueños flotando sobre nuestra almohada,
eufórico enamorado despertar,
arrobados por ese amor que creíamos eterno.

Lento e imperceptible,
cae el velo de la noche,
y a través de su trasiego
vemos pasar toda nuestra vida.

El adiós tiene un sabor
que va agrietando los labios,
dulce para quienes abrazan la fe
y tan amargo para los más impios.