Vuelo nocturno

Mansa le abraza la noche
mimosas las estrellas,
se arriman al borde de su cama,
la luna le mira de reojo
mientras sus sueños se apilan
para colarse en su almohada
entre esas blandas plumas.

En ese estado de ensueño
más cerca del allá que del acá,
deslizándose por una rendija de la ventana,
su alma sale al espacio
abriéndose paso entre los astros.

Se ufana de sus fantasías,
mientras la noche poco a poco
va evaporándose entre vahos invernales.

Se sienta en un montón de nubes
y se pone a narrar sus sueños
ella supone que es oída,
– supone bien –
el cielo escucha a los que están perdidos
y le anima a seguir con su monólogo.

Finalmente, le vence el cansancio,
se duerme entre algodones
y se despierta en su cama
con la cabeza hundida
entre las blandas plumas de su almohada.

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