Recapacitando

En religioso silencio va mi alma
bien fondeada en mi nadir
subiendo la cuesta de los sesenta tacos.

Si me ves, si me miras
hazlo con amor por favor.
Mi mirada ya no soporta el desdén,
la indiferencia.
Es doloroso.

Invisibles mis pasos al mundo
se han hecho para los demás,
ya somos muchos supongo.

Cuando casi no importa
si voy o vengo,
si me fui o llegué,
o nunca volví,
solo tu me aguardas.

He seguido el consejo
más común del mundo:
conócete a ti mismo
sabrás quién eres
y tu propósito de vida.

Aún era temprano cuando apartaste
del cielo la mirada
y los llamados de tu alma
que tu soberbia juventud,
desoyó.

Mas el tiempo remueve rescoldos
que resurgen de las cenizas.
Viejas heridas nunca cerradas.

Ahora que ya no eres aquella
atrevidvirltó ser una niña.

Ahora que tantos de tus amados faltan
y sientes el vacío bajo tus pies,
es hora de recapacitar:
atraer la magia del universo
y confesarte a ti misma,
qué has hecho con la vida
que te ha tocado vivir.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *