La viejita del tarot

Tentada por una buena amiga mía,
iríamos a vernos las cartas
con una afamada vieja tarotista.

Salía por esos días con un buen chico
de prometedor futuro
y también alegraba mis días,
un maravilloso amigo mayor extranjero.

Aclaro por tanto,
el cuadro que me rodeaba
en ese punto de mi vida.

Buscaba respuestas, como es obvio,
en las cartas del Tarot.

Fue una total sorpresa la clarividencia
de esta viejecita.
Que resultó ser todo un personaje de leyenda.

Su lectura visceral de las cartas,
a medida que las interpretaba,
me iba dejando más y más estupefacta
y no daba crédito a cuanto estaba oyendo.

Lo primero que me chocó,
fue aquello de que esa relación
frivolina que yo ahora mantenía,
con ese hombre mayor extranjero,
estaría ligada a mi vida,
por muchos muchos años.

La cosa es que,
junto a este hombre extranjero,
quien además estaba legalmente casado,
se me auguraba toda una vida
muy azarosa.

En el plazo de 6 meses,
me hallaría yo muy muy lejos de allí,
en otro mundo, en otro continente
y hablando otro idioma.

Todo, en su conjunto,
más parecia la alucinación propia
de una señora mayor y nada más.

Si entonces no tenía ni un céntimo,
ni menos para volar a otro continente.
dónde iba a ir yo, ¡pobre de mi!

Y tal como ella lo predijo en su día:
a los seis meses estaba yo
tomando un vuelo que me llevaría a Londrés.
a otro mundo, a otro continente, otro idioma,
tal cual.

Para que luego no se diga
que todo esto de la quiromancia
es propio de charlatanes.

Hace cosa de un año o así,
volví a recordar a esta viejecita y su presagio,
cuando volvieron a resonar sus palabras dentro de mi,
vaticinando que yo
sería una viuda joven.

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