Gin-tonic o brandy

¿Adónde me lleva cantar las épicas del ayer
desdeñando al vivito y coleando del hoy?
La sempiterna lucha por mantenernos
en el aquí y ahora.
Vivir la fugacidad del segundo,
huyendo del retozar en el ayer.
Y ¿por qué será que el «hoy»
no nos atrapa como el «ayer»?
Tal vez la respuesta sea muy simple:
porque el hoy es joven
y no tiene nada que contarnos.
Mientras que el ayer
es viejo y sabio
y guarda toda nuestra historia
e infinitas anécdotas para recordar.
Aunque resulte paradójico,
para áquel que más años tiene por delante,
inevitablemente siente que el tiempo se le escapa,
cuando lo suyo apenas empieza.
No nos engañemos,
es deliciosa la tentación de caer en el ayer
porque en éste se guardan
nuestros más esquivos minutos de felicidad,
la fugacidad de esos años que nos vieron pasar
y ahora nos recuerdan cómo éramos.
¡Qué demonios!
bebamos juntos por el ayer
tu y yo, mi joven amigo,
un buen gin-tonic de un trago
y un contemplado brandy, para los más viejos.