Y se caso con otra 3

Ya de vuelta en Santiago
y desligándome al fin,
de mi ligue venezolano;
no sin antes éste prometerme
su pronta visita.
Lo que nunca comprendí,
es la idea persistente
de este admirador venezolano
de que un día acabaríamos
casándonos él y yo.
Ahora, revisando hacia atrás,
el orden de los acontecimientos
sucedidos después de semejante experiencia:
no se que resulta más loco,
si encontrarme sin trabajo a mi llegada,
con una deuda fabulosa,
o la descabellada propuesta matrimonial
del empecinado ligue venezolano,
o todo a la vez.
Antes empezaré describiendo
el recibimiento en el aeropuerto a mi llegada
de este épico viaje con final
más propio de un culebrón.
Mis amigos y parientes cansados en el aeropuerto
de buscar a la que vieron partir,
no reconocieron a la que vieron llegar.
Más parecida a una estrella de cine,
de cabellos dorados sobre una piel bronceada,
luciendo una pamela de color beige espectacular
y unas topísimas gafas de sol.
Con apenas tiempo para celebrar mi llegada,
llegó el doloroso aterrizaje en la realidad.
Inmediatamente ese mismo lunes,
primer día de trabajo y primer encuentro,
con el traidor de mi jefe de luna de miel.
Aunque disimulé con elegancia
la sorpresa que se dio con mi nuevo look,
enseguida asumió su postura de jefe
y formalidad para anunciarme que durante mi ausencia,
la empresa había sido vendida y ahora,
pertenecía a un nuevo holding,
o sea, que ya no tenía trabajo.
Ante semejante noticia,
una vez más lloriqueando llamó
a su amigo diplomático
y enseguida quedaron para comer
en el mismo chino de siempre a medio día.
En ese primer encuentro,
ya se percibía un clima de complicidad
diferente entre los dos.
Lástima que este primer encuentro,
que podría haber sido tan ilusionante
se vió empañado por la pérdida de su
puesto de trabajo y esa deuda
a pagar por aquel memorable viaje.
Entre anécdotas, momentos eufóricos,
y a la vez, ambos se devanaban los sesos
buscando una solución económica
a su descalabro personal.
Y una de las más descabelladas,
fue cuando ella sugirió como una solución
casarse con su admirador venezolano.
Fue lo más disparatado que surgió de toda la conversación.
Algo espantoso de oir para el corazón
de su amigo diplomático.
Se levantaron de la mesa con la promesa
de tener una solución
para la próxima comida en el chino.
Él movería mar y tierra si fuera necesario,
para hacerla desistir de esa loca idea de casarse
Los ángeles y la providencia
dieron la solución al atormentado diplomático
que tuvo la genial ocurrencia
de conseguirle un puesto de trabajo
dentro de la secretaría de su embajada.
Sentados otra vez en el mismo chino de siempre,
él, que estaba especialmente nervioso,
empezó diciéndole: «yo sería el hombre más feliz del mundo,
si pudiera ahora mismo decirte no sigas buscando,
no busques más
y cásate conmigo, pero no puedo».
Pero lo que si puedo, es ofrecerte un puesto de trabajo y un sueldo
para que no tengas que cometer el gran error de casarte sin amor.
Porque yo, si sé lo que es éso.
******
Increíblemente, unos meses después del gran viaje,
una anciana bruja tarotista,
le había predicho la aparición de un hombre extranjero,
un gran diplomático en su vida
y que las cartas le aconsejaban
seguir a este hombre de ahí en adelante.
Que su destino estaba estrechamente ligado a este personaje.
En la vida de cada uno de nosotros
se esconde un gran misterio,
jamás podría ella haber imaginado
que esa comida sería el comienzo
de una larga travesía que duraría más de 35 años.